lunes, 30 de mayo de 2011

Colegio intercultural es liderado por Jeannette Cuevas

Calidez de hogar ayuda a aprender en San Juan de la Costa

Venciendo la tristeza de separarse de sus familias niños y jóvenes estudian internos y aprenden oficio que rescata sabores de tradición mapuche.
Son apenas 36 kilómetros los que separan a la Escuela Particular Misión San Juan de la Costa de la ciudad de Osorno. Pero el tiempo de viaje no es proporcional a la distancia cuando se transita sin pavimento por la cuesta Centinela. De sobra lo saben los profesores que diariamente se trasladan desde Osorno. En la escuela los espera la directora Jeannette Cuevas junto a los 350 alumnos que, ya desayunados, inician sus clases a las 8 de la mañana.
Enclavado en la cordillerana de la costa la localidad que alberga al colegio tiene una población de ocho mil habitantes, la mayoría de origen huilliche. La dificultad de acceso a este establecimiento fundado como escuela básica en 1928 por sacerdotes holandeses explica por qué hoy, casi la mayoría de los niños y jóvenes que allí estudian de Pre Kinder a Cuarto Medio, lo hacen en régimen de internado.
Liderando una opción pedagógica que no sólo ofrezca contenidos académicos sino que acoja y ayude a zanjar “la deuda histórica que la educación chilena tiene con las comunidades mapuches quienes por años debieron abandonar su lengua y cultura al interior de las escuelas”, Jeannette se esfuerza en la implementación de un proyecto intercultural bilingüe.
Oriunda de Valdivia, estudió pedagogía básica en Villarrica y luego magister en gestión administrativa en Temuco.

Acostumbrada a las inclemencias del clima con una vida profesional construida enteramente en el sur de Chile, Jeanette asumió la dirección de la escuela-internado de San Juan de la Costa con el compromiso de “implementar la enseñanza media”. El objetivo lo logró con creces abriendo “una salida profesional que ayuda a los jóvenes a permanecer en la zona con la carrera de alimentación colectiva” que, según explica, incorpora los sabores mapuche, raíz cultural que comparten la mayoría de los niños y jóvenes de este establecimiento.
Con sabor local
A la especialidad técnica del colegio se debe el desafío de crear anualmente un plato típico con especies del sector. De ahí salen nombres sugerentes como “chicarrón de monte” o “salmón con nalca”, sabores con los que buscan impactar un naciente mercado de comida étnica en la zona.
-Nuestro colegio es intercultural; tenemos constantemente trawunes (conversaciones) con la comunidad; hemos aprendido con la greda, el boqui en estos momentos estamos aprendiendo la lengua, ya que contamos con profesores hablantes y kimche (sabios) del sector que nos apoyan en la tarea educativa.
Con alumnos internos desde pre kinder a cuarto medio, la escuela tiene el desafío de hacer de hogar para ellos. Desprenderse de los hijos no es fácil para cientos de madres y padres mapuches que hacen grandes esfuerzos para visitar a sus hijos por caminos inundados.
La ruptura familiar duele en esta zona y es muchas veces la causa principal de la desmotivación por el estudio. De ahí que la escuela enfatice la creación de un clima de convivencia que entregue calor de hogar a los alumnos. “Lo primero que miramos es el bienestar del niño o niña; analizando lo que está viviendo”. Luego viene la exigencia académica. “No puede ser al revés”, asegura Jeanette, orgullosa de “haber logrado avances académicos mejorando nuestras prácticas pedagógicas”.

-Eso ha permitido a la escuela contar con una orquesta juvenil, obtener mejores resultados Simce y destacados lugares en concursos gastronómicos a nivel país, con platos típicos de este sector”.

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